Así fue como lo encontré:
Un día recibí una invitación para probar unos productos, su calidad me impactó, me sentí muy bien y decidí que quería usarlos en mi día a día. Quería cuidarme y sentirme así siempre.
Entonces me convertí en cliente. Conocí la historia de la empresa, y me mostraron la filosofía y los principios que la sustentan, y pensé:
Es fantástico haber encontrado estos productos tan maravillosos, ¡y ser cliente de una firma con tal prestigio!
Y sobre todo, que el precio era muy razonable; nadie nunca me había ofrecido aquella calidad, con aquel exquisito trato.
Entonces surgió la presentación más como “en familia”, por decirlo de alguna manera.
Además de ser cliente y utilizar mis productos, se me abría la posibilidad de representarlos. recomendarlos, compartirlos y venderlos.
- Podría beneficiarme del descuento en los productos de mi uso personal.
- Podría recomendarlos y ganarme dinerillo extra.
- Podrías encontrar nuevos clientes al por mayor como yo, y me comisionarían de las compras que ellos hiciesen a la Compañía. ¡Como el típico Plan Amigo!
Había encontrado una oportunidad, que entró en mi vida a modo de entretenimiento, y hoy mantiene a mi familia … ¡PERO AÚN NO LO SABÍA!